Las calderas de condensación representan una opción altamente eficiente y versátil en el ámbito de las calderas de gas. Su funcionamiento se basa en la captura y utilización del calor latente de condensación contenido en los gases de combustión. A diferencia de las calderas convencionales, donde gran parte de la energía generada se pierde en forma de vapor de agua, las calderas de condensación aprovechan este calor, lo que resulta en una reducción del consumo energético de aproximadamente un 25%. Además, estas calderas ofrecen la posibilidad de ajustar su potencia según las necesidades de calefacción de la vivienda, lo que las hace aún más eficientes y adaptables a distintas situaciones.


Además de las ventajas mencionadas, las calderas de condensación se caracterizan por su funcionamiento silencioso y sus bajas emisiones de gas NOx. Son una de las opciones más eficientes tanto para la calefacción del hogar como para la producción de agua caliente sanitaria (ACS), lo que las convierte en una inversión que puede amortizarse en un período de 1-2 años. Además, su versatilidad permite su instalación en diversos tipos de hogares, ya sean pisos, viviendas unifamiliares, obras nuevas o rehabilitaciones.


Si estás considerando instalar una caldera de condensación en tu hogar, es importante tener en cuenta que las instalaciones con una potencia superior a 70 kW requieren la elaboración de un proyecto técnico. Sin embargo, para aquellas instalaciones cuya potencia se encuentra entre 5 y 70 kW, se puede optar por reemplazar el proyecto técnico con una memoria técnica.

Además, una vez que la instalación ha sido realizada, es necesario llevar a cabo un proyecto de instalación para certificar que se ha ejecutado de manera adecuada. Este paso garantiza que la instalación cumple con los estándares de seguridad y calidad requeridos.

 

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