Sal para el descalcificador: por qué es clave para eliminar la dureza del agua
La sal para suavizador de agua es un elemento fundamental para asegurar el correcto funcionamiento del sistema y mantener una buena calidad del agua en hogares y otras instalaciones. Este tipo de sal, también conocida como sal regeneradora, permite que la resina del suavizador recupere su capacidad de eliminar los minerales responsables de la dureza del agua. Cuando el agua contiene altos niveles de calcio y magnesio, la resina los atrapa mediante un proceso de intercambio iónico, pero con el tiempo se satura. Al disolverse la sal, se forma una salmuera que atraviesa la resina y elimina los minerales acumulados, devolviéndole su capacidad de ablandamiento.
Si no se repone la sal de manera regular, el suavizador pierde eficacia y empieza a dejar pasar agua dura, lo que provoca acumulación de cal y puede afectar a tuberías, grifería y electrodomésticos. Por ello, mantener el nivel adecuado de sal es esencial para garantizar la protección de la instalación.
No todas las sales son adecuadas para este proceso. La sal regeneradora se caracteriza por un alto nivel de pureza y suele presentarse en tabletas, pellets o cristales diseñados para disolverse de forma uniforme. Usar sal común, marina o con aditivos puede generar impurezas, disminuir la eficacia del sistema o incluso causar obstrucciones.
La frecuencia de reposición depende del consumo de agua, de la dureza del agua de entrada, del nivel de ablandamiento deseado y de la capacidad del depósito del equipo. En un uso doméstico habitual, suele ser necesario rellenar el depósito un par de veces al año, aunque en instalaciones con mayor demanda este mantenimiento debe realizarse con más frecuencia.
Un suavizador bien mantenido ofrece múltiples beneficios: evita incrustaciones de cal, protege electrodomésticos y tuberías, mejora el rendimiento de calentadores y lavadoras, reduce el uso de detergentes y contribuye a una mejor experiencia de uso del agua en el hogar. Mantener la sal adecuada es, por tanto, una de las claves para prolongar la vida útil del sistema y asegurar un agua blanda y de calidad.