Como explica un artículo del blog de S&P, una casa pasiva es un tipo de construcción eficiente que, con la mínima demanda de energía, proporciona el máximo confort térmico para sus ocupantes, reduciendo al máximo posible sus necesidades de sistemas calefacción y refrigeración. Usar estrategias pasivas para llegar al punto de confort significa usar recursos no fungibles para conseguir cambiar las condiciones ambientales.
Teniendo en cuenta que el sector de la edificación es responsable de más de un tercio de las emisiones de gases efecto invernadero que se producen en Europa, construir y rehabilitar toda clase de edificios de manera más sostenible es clave.
La Directiva Europea para la obligatoriedad de los edificios de consumo casi nulo (ECCN) ha hecho de la construcción de edificaciones que usan estrategias pasivas de climatización y acondicionamiento interior un tema de extrema actualidad.
El Instituto Passivhaus, dedicado a la certificación de casas pasivas bajo el estándar Passivhaus, describe cinco puntos principales a tener en cuenta para la ejecución de la casa pasiva:

  • Excelente aislamiento térmico en toda la envolvente del edificio (vertical y horizontal) para reducir las pérdidas.

  • Carpinterías de altas prestaciones colocadas adecuadamente sobre el aislante, para evitar pérdidas en la transición.

  • Estanqueidad al aire del edificio para evitar indeseadas infiltraciones y exfiltraciones de aire.

  • Ausencia de puentes térmicos o interrupciones de la capa aislante.

  • Ventilación mecánica con recuperador de calor.

Leer el artículo completo en el blog de S&P.