Los calentadores eléctricos operan mediante el calentamiento del agua fría en su interior mediante una resistencia eléctrica. Una vez que el agua alcanza la temperatura establecida por el termostato, la resistencia se desactiva y el calentador acumula el agua caliente en su depósito hasta su utilización. Sin embargo, debido a que el termostato tiene un margen de temperatura, cuando detecta que la temperatura del agua en el depósito ha disminuido, ya sea por el tiempo que ha estado almacenada o porque se ha agotado el agua caliente disponible, la resistencia se activa nuevamente y el agua se vuelve a calentar.

 

De esta manera, los calentadores eléctricos mantienen todo el agua del depósito caliente y lista para su uso. Por lo tanto, al abrir el grifo, el agua sale caliente de inmediato sin necesidad de esperar a que se caliente. Además, durante su uso, la temperatura del agua permanece constante.


La capacidad del calentador eléctrico se refiere a la cantidad de litros de agua que puede acumular en su depósito. Este factor es fundamental al seleccionar las características de un calentador y debe elegirse según las necesidades específicas de cada hogar.

 

Los calentadores eléctricos disponibles en el mercado pueden tener capacidades que van desde los 15 litros en los modelos más pequeños, hasta incluso los 300 litros en los más grandes.

Para determinar la capacidad adecuada del termo, es importante considerar el número de personas en el hogar y sus hábitos de uso del agua caliente. Por ejemplo, una vivienda con una o dos personas que se duchan en horarios diferentes no requiere la misma capacidad que una familia de cuatro o más personas que usan la ducha de manera sucesiva.

 

Se estima que cada persona puede consumir un promedio de unos 40-50 litros de agua caliente al día. Esto incluye aproximadamente 30 litros para una ducha, alrededor de 3 litros para lavar los platos y hasta 5 litros para actividades como lavarse la cara, las manos o los dientes.

 

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