Con un parque de edificios obsoleto e ineficiente, la rehabilitación energética se convierte en una tarea ineludible, y en una oportunidad para muchos sectores relacionados.
La revista profesional Climaeficiencia publica un artículo escrito por la Comisión Técnica de FEGECA (Asociación de Fabricantes de Generadores y Emisores de Calor) que aborda las ventajas de los suelos radiantes en la rehabilitación de edificios, unos sistemas considerados palancas del cambio tecnológico necesario para la descarbonización.

El texto destaca la paradoja de que justo cuando disponemos de la norma de construcción más exigente que hemos tenido nunca, es precisamente cuando menos viviendas se construyen, por tanto, es necesario hablar de rehabilitación energética.
Tradicionalmente, los suelos radiantes se han aplicado casi exclusivamente en nuevas construcciones de viviendas unifamiliares pero, desde hace ya algunos años, son una solución muy presente en edificación en altura. También la rehabilitación integral ha contado con el suelo radiante en muchas ocasiones, sobre todo porque su aplicación solía requerir una actuación importante, normalmente más impactante que la instalación de otro tipo de instalaciones térmicas.

Los suelos radiantes tradicionales se vienen realizando mediante la aplicación de diferentes capas de materiales: una primera capa de aislamiento (entre 2 y 3 cm), otra de tuberías (entre 1 y 2 cm) y un recrecido de mortero (entre 3 y 4 cm). En conjunto, estas capas requieren de unos 6-9 cm para su instalación y cargan alrededor de unos 100 kg/m2.

Sin embargo, la expansión de los sistemas radiantes y su creciente demanda está permitiendo incorporar nuevos materiales, nuevas estrategias, facilitando la aplicación de este tipo de soluciones con menor impacto y coste.

Así, la innovación en morteros autonivelantes permite hacer recrecidos de tan solo 0,5-1 cm por encima de tubo, lo que reduce tanto el espesor como la carga.
También es posible aplicar soluciones secas, sin mortero, reduciendo el espesor a poco más de 2 cm y reduciendo la carga a menos de 20 kg/m2.

Por último, pueden también aplicarse las mismas estrategias a paredes y techos, reduciendo todavía más la carga (a 10 kg/m2) y sin necesidad de actuar sobre cotas de pavimento, ni incrementarlas, ni resolver encuentros con puertas.

El artículo también analiza la combinación de suelos radiantes con aerotermia o con calderas de alto rendimiento, y el uso de suelos radiantes híbridos.
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